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Que España estaba siendo víctima del fascismo yanky no es ninguna novedad, lo que escuece es la carencia de lo que hay que tener para, de una vez cerrar tratos con un cliente que no aporta absolutamente nada y que perjudica mucho.
3.620 documentos de la última remesa liberada por Assange y sus chicos parten de la Embajada de Estados Unidos en Madrid.
La lista de chantajes, presiones y abusos de Washington en España con la connivencia en la mayoría de los casos de nuestros tiranos particulares desde 2004 hasta este mismo año es jugosa y larga.
Y es que un gobierno pusilánime como el español, entregado al pelotazo y tentetieso, abonado al pucherazo, al robo y al latrocinio descarado, es una presa demasiado fácil para el mecanismo de presión americano.
En definitiva, este es el precio que hemos de pagar por votar a gobiernos corruptos, que venden su alma al diablo y que luego exige que paguemos el peaje los demás.
Los vínculos de España con Cuba o Venezuela, y otros temas bajo investigación, son llevados literalmente por un siempre discreto mecanismo que recurre a llamadas, avisos, presiones y amenazas a personajes con peso político.
El Rey, José Luis Rodríguez Zapatero, Mariano Rajoy, Felipe González, José María Aznar, ministros, jueces, fiscales, empresarios y representantes de las más altas instituciones del Estado quedan recogidos en exahustivos informes y analizados.
En ocasiones no son más que conversaciones comprometidas en las que los políticos españoles se bajan los pantalones dejando claramente a la vista sus blancas y fofas nalgas, que dónde reside su categoría moral, y que obviamente no esperaban ver en primera página un día.
Y es que la prepotencia en una mente estúpida invita a olvidar que se juegan los cuartos con elementos que comparten la misma ideología que hizo fuerte al III Reich, que siguen sin desviarse un milímetro las directrices del Departamento de Estado Yanky.
Llama la atención, por poner un ejemplo, que un tema como ETA sea tomado como un «asunto doméstico» y que solo suscita curiosidad cuando se abre la tregua y adquiere un importante calado político, capaz de derribar al Gobierno.
La interpretación de estas palabras es escalofriante, ¿a caso los americanos se han dado cuenta de que ETA hoy sobrevive obedeciendo a un interés político por parte del gobierno de Madrid?.
¿Lo que asusta en realidad de ETA a la clase política es precisamente su disolución?. 
Esto explica muchas actitudes, como la especial virulencia con que es atacado el entorno de la banda terrorista cuando se acercan elecciones y cuando anuncian una tregua, para pasar a un cómodo «stanby» cuando no hay necesidad de remover las aguas.
Incluso me puede llevar a preguntarme quién es el que rompe las treguas en realidad.
La cuestión es que son luchas internas entre los mandos uno de los dos ejércitos inmerso en esta ya cruenta III Guerra Mundial en la que estamos inmersos.
El bando político lucha contra sí mismo, mientras el bando humano continúa aletargado.
J. L. Mera 