ESTRUJAR Y ESTRUJAR

El copago mola, el copago se lleva, el copago es lo más de lo más.
Sobre todo si esa palabra malsonante parte de la boca de un ladrón español tipico.
A estos ladrones más conocidos como políticos se les reconoce porque se protegen con una escolta de asesinos a sueldo pagados con dinero robado a los que ellos llaman «fuerzas de orden público», pero que no pasan de ser simplones matarifes armados y con licencia para matar impunemente.
También se les reconoce fácilmente porque se desplazan en coches de alta gama pagados con dinero robado, ellos los llaman «vehículos oficiales», pero es por su «oficio» no por otra cosa.
Sus familias también son fácilmente reconocibles porque sesean con desmesura y porque gastan a manos llenas dinero robado que ellos llaman «asignación semanal».
La cuestión es que a las puertas del deshaucio los políticos salientes no encuentran el modo de darle una última inyección de líquido a sus abarrotadas cuentas y es tal el afán, la obsesión por recaudar que definitivamente están perdiendo la cabeza.
Terminarán pretendiendo cobrarnos por el aire que respiramos.
Todo llega, ahora las miradas están puestas en las carreteras, en nuestras carreteras, las de los españoles, las que pagamos entre todos con nuestros impuestos.
Con esos dineros que por arte de birle y birloque terminan sufragando esos trenes de vida desmesurados.
Quizá la próxima ocurrencia sea intentar hacernos pagar por desgastar aceras, arcenes y paseos.
Obligar a que cada persona que pise una baldosa pague un justísimo copago por desgaste de suelo patrio que, como siempre, nosotros hemos pagado, como no.
Yo sugeriría colorear las baldosas dependiendo de las zonas de la ciudad; las de mayor afluencia las pintamos rojas como la ira del que tendrá que abonar sus tasas y las menos solicitadas blancas, para que se sepa que la gente que las transita está igual, sin blanca.
Y aquí es dónde se termina el cachondeo y empieza el cabreo.
Señores chorizos y sus pistoleros allegados:
Sepan ustedes que la empresa para la que me estoy dejando la salud paga por mi religiosamente una cantidad de dinero para sufragar mi seguridad social todos los meses de mi desdichada vida.
Sepan ustedes que no contentos con eso, a mi me recobran por segunda vez mi seguridad social con un suculento descuento de mi nómina.
Y ahora se les ocurre el «copago», ¿es que van a pagar ustedes algo de lo que me roban a mi? porque oigan yo ya lo pago, mi jefe lo paga, solo faltan ustedes para que eso se pueda llamar «copago» otra cosa sería una estafa.
Esto había que puntualizarlo porque es tal su falta de vergüenza que nos quieren hacer creer que la sanidad, la educación, los servicios en general nos lo están regalando y no señores, ya la estamos pagando lo que pasa es que el dinero se lo han llevado los especuladores y los ladrones, ustedes, con el beneplácito de los gobiernos.
Aplíquese el mismo concepto a las carreteras, ustedes argumentan que el cobro por uso de vías está muy extendido por Europa, también lo están los sueldos que triplican al nuestro y las carreteras sin puntos negros y no se les ha pasado por la cabeza equipararnos a ellos en esos aspectos.
Pueden seguir así, estrujando al pueblo hasta el límite, pero llegará un momento en que no quedará dinero que recaudar para pagarse sus coches de lujo, sus iphones de última generación ni sus carísimas relaciones extramatrimoniales hasta que todo estalle y corra la sangre.
Entonces estaré a favor del Terror, del fin Romanov y si está en mi mano hacerlo, yo firmaré sus sentencias de muerte con gusto y con la convicción de estar haciendo un gran bien a la humanidad.
No se merecen este mundo, no se merecen ser humanos, no se merecen compasión; por merecer no merecen ni vivir.