SUPERPOBLACIÓN; SOBRAMOS MUCHOS

Algo estamos haciendo mal cuando el sistema político y social que se impone en la humanidad rompe dramáticamente con el ecosistema que habitamos.
Por un lado estamos los seres humanos, cada vez más longevos, cada vez más capaces desarrollando nuestra actividad en un ordenamiento productivo incapaz de gestionar una población que envejece y que no genera condiciones idóneas de reproducción.
En pocos años viviremos un sistema económico en el que tendremos una población anciana insostenible para los pocos seres humanos activos de ese tiempo.
Viviremos una sociedad tecnológica cuyo rumbo no será otro que relegar la mano de obra a la obsolescencia a base de maquinaria cada vez más sofisticada.
Luego está el planeta, años tras año consumimos más y más ecología; recursos naturales cuyo ritmo de recuperación es incapaz de reponer el desastre.
El escenario es desolador.
Un mundo de ancianos devorando un planeta reseco e insuficiente para todos.
Y ante la evidencia, está la clase política.
Me resisto a pensar que ellos no conocen estos hechos, no me lo trago.
Saben que no hay ni volverá a haber para todos y esa es su guerra.
¿Cómo gestionar esta situación?
Los planes de natalidad están tradicionalmente mal vistos, la cultura de fuerte calado judeocristiano invita a los fieles a procrear como conejos por la gloria de Dios y condena cualquier tipo de gestión del «divino don de la vida».
Estrategias medievales en las que la densidad de población fiel era el arma de destrucción masiva preferida por los gobernantes.
Aun con un plan de natalidad generalizado y eficiente, el mundo sigue sin poder digerir la concentración cancerígena de seres humanos fornicando y multiplicándose sobre los recursos naturales del planeta, no es suficiente.
No basta con evitar que nazcan demasiadas personas; ahora hay que dejar morir a algunas.
La clase política se atribuye la potestad de decidir quien vive y quien muere y conforme a sus tésis adopta sus estrategias.
Países ricos en recursos naturales son sumidos en la miseria y sus campos vírgenes alfombrados de cadáveres tras ser tomados al asalto.
¿Qué queda detrás de toda «democratización forzosa»?
Muertos, lisiados, dementes, infancias destruídas, inocencias perdidas, enfermos abandonados a su suerte aunque sus males tengan tratamientos sencillos y efectivos en cualquier otro lugar del planeta.
Y así, tras la barbarie llegan los campos de refugiados.
Esos lugares infames donde los orines se mezclan con los manantiales, lugares donde los que deciden sobre la vida y la muerte derraman venenos que aniquilan la salud de familias enteras desposeídas de todo, de casa, de comida, de esperanza a las que se les niega el pan y la sal.
Poblaciones sometidas a estos abusos y reprimidas con violencia para que simplemente asuman su miseria y se dejen morir en silencio, discretamente.
Esta sociedad fracasa, el ser humano fracasa porque hemos creado un monstruo en el que necesitamos que nazca gente; mucha gente para sostener un sistema que garantice la calidad de vida de sus mayores.
Necesitamos una cantidad de gente tan formidable que el planeta no puede sostenerla y no se solucionará nunca, porque cada vez vivimos más con lo que cada generación deberá aportar más población activa para mantener a los cada vez más ancianos.
Y esa es la realidad del sistema capitalista basado en el consumismo desaforado.
Porque como especie y en lo colectivo podríamos entender una estrategia de reajuste poblacional del planeta, pero ¿cómo asumir ser una de las piezas sobrantes en lo personal?

SYRIZA, EUROPA Y LA ÉTICA POLÍTICA

Encuentro más que razonable que diarios como el ABC y la Razón defiendan la tesis de que es un escándalo convocar un referéndum.
Más razonable encuentro que Rajoy diga que el referéndum griego no le gusta a nadie, que es antidemocrático.
No entendería que se pronunciasen a favor de un ejercicio de democracia los partidos que modificaron el artículo 135 de la constitución en contra y a espaldas del pueblo al que dicen representar.
No entendería otra cosa viniendo de un partido para el que el pueblo y su expresión son el enemigo a batir, a la Ley Mordaza me remito.
Como no entendería que esos diarios a estas alturas se posicionaran contra sus amos.
Tampoco vamos a descubrir la penicilina a estas alturas si decimos que a ninguno de estos periódicos la democracia y la legalidad les trae sin cuidado.
Y tampoco vamos a descubrir la rueda redonda aseverando que a Rajoy estas «otras cosas» le interesan aun menos.
Es la nuestra una democracia en decadencia que impone como sistema la crueldad, una democracia que defiende que no hay opciones y que si las hay son ilegítimas.
Mientras tanto, su concepto de democracia arroja decenas de muertos diarios por enfermedades sin atender, niños sufriendo hambre y arrojados a la intemperie, fuerzas del orden protegiendo criminales y atacando todos los conceptos que se supone juraron proteger asistidos por un sistema judicial que a cualquier persona medianamente razonable debería, más que indignar, aterrorizar.
Y he aquí que un partido político europeo consigue en las urnas la presidencia de su país sobre la promesa de negociar nuevas condiciones para el rescate económico.
¿Cómo podemos caer en la ingenuidad de que un gobierno alimentado de mentiras, de incumplimientos programáticos, de corrupción y con el bagaje de ser el peor gobierno de la democracia española, defienda a una Syriza que ha ido a Europa con la firme intención de cumplir una promesa?
¿Estamos locos?
Mientras el gobierno español no pierde el sueño cubriendo la masacre que está perpetrando entre los ciudadanos más desfavorecidos bajo toneladas de mentiras, Syriza ha negociado todo lo que ha podido, ha retrocedido hasta el límite de la dignidad; y cada vez que ha cedido, Europa y España entre ellos, han respondido con una nueva vuelta de tuerca.
Hay una pregunta que nadie se ha hecho aun.
¿Por qué unos países con unos salarios que duplican, triplican e incluso en algunos casos cuatriplican los salarios griegos, portugueses y españoles piden que se bajen salarios en nuestros países?
¿Cuál es la intención real?
Países que se jactan de ser las democracias más antiguas del planeta, ahora se golpean el pecho y aseguran que consultar a los ciudadanos es un golpe de estado, una aberración.
Y es que para que esos países puedan mantener sus estatus ha de ser parasitando a otros y, obviamente a la hora de las contrapartidas, es mas fácil y económico chantajear o comprar a unos cuantos políticos que a un pueblo entero.
Como decía, el discurso del PP y sus voceros es más que razonable enmarcado en su ámbito ideológico.
Es lo que se llama «Ética Política», que no tiene nada que ver con la moralidad.
La ética política tiene que ver con asumir y defender un dogma; ser consecuente con el objetivo del grupo y luchar por él con todas las armas disponibles.
Es por eso que la Ética política de los extremistas como PP, PSOE, Batasuna y la misma ETA es superior al de los partidos democráticos.
Porque estos últimos escuchan y debaten, se adaptan y asumen errores; mientras que los otros imponen su criterio con la fuerza de las armas, sean cualesquiera que sean estas.
Y he aquí que de repente se encuentran con partidos políticos capaces de adaptarse como los demócratas y al mismo tiempo capaces de mantener una ética política férrea tan potente como su dogmatismo.
Los nuevos partidos nacidos del movimiento del pueblo son el demonio que les robaba el sueño, son la pesadilla que les bañaba en sudor.
Y ahora para su desgracia se ha hecho realidad.
Se avecinan tiempos convulsos.

DE FEMINISMO Y SILICOSIS

Estaba viendo casos y declaraciones en youtube intentando informarme sobre las terroríficas cifras de mortandad de mujeres a manos de sus parejas en este país. 
Debo decir que hierve la sangre, que uno piensa que algo horrible ocurre con esos hombres en el momento en que dejan de ser niños, algo que arrasa con todo rastro de humanidad en ellos.
Escuchas las vivencias, escuchas el miedo de esas mujeres, escuchas como en todos y cada uno de esos casos se repite una y otra vez el mismo patrón.
Miedo, golpes, denuncias, omisión de socorro por parte de las autoridades e incluso burlas y total abandono a su suerte de las víctimas por parte de los jueces.
Uno no puede dejar de sentir vergüenza del propio género, sensación de culpa que te hace sentir inmundo.
Trato de acallar mi cabeza, que las voces de dentro no tapen el mensaje de fuera.
De repente pierdo el hilo del mensaje, la conversación toma rutas alternativas, derroteros incómodos que uno recibe con perplejidad.
Mujeres, unas pocas mujeres, entran en una suerte de trance traspasando de unas a otras una energía poderosa con la que van arrastrando a las más cercanas y súbitamente todas emiten pulsos, círculos concéntricos de odio desatado hacia los hombres.
Llega un momento en que uno se pregunta qué demonios se puede hacer en ese akelarre de brujas, cómo sentarse a charlar sobre algo tan serio con personas cuya finalidad no es solucionar el problema de esas víctimas, sino vivir de él.
Escupen odio, sudan odio, huelen y suenan a odio hacia los hombres; y lo que es peor, la masa aterrada por las últimas muertes acceden a la violación mental, sucumben y se teletransportan a ese espacio de no retorno.
Estas mujeres aguerridas conducen a su antojo el pensamiento de la masa feminista, las convence que los hombres salen de casa por las mañanas a entregarse a traición en brazos del ocio y la lujuria.
Yo escuchaba callado, desde esa posición microscópica rodeado de hostilidad y mi cabeza se iba una y otra vez hacia los últimos días en el trabajo.
Fundimos acero, no es un mal trabajo, he de reconocer que la seguridad ha mejorado en progresión geométrica y que hoy es infinitamente más llevadero que hace diez años.
Pero aun así, el trabajo consiste en quemarme los piés y las manos, respirar sílice amorfo primero y silice cristalino después.
Inhalar ingentes cantidades de polvo en suspensión con un contenido considerable en arsénico, cianuros, fibras de vidrio, emanaciones gaseosas varias, etc…
Con estos pensamientos escucho sobre lo malvados y lo irrespetuosos que somos al no valorar el esfuerzo de la mujer, al despreciar lo muchísimo que nuestras esposas, parejas, novias y amigas hacen por nosotros, los malditos hombres.
Tuve que escuchar sobre nuestra masculina e imperdonable falta de respeto al llegar a casa y caer en el sofá como muebles.
Escuché chistes de que comparan a hombres con cojines, colchas, muebles inútiles y otros más hirientes sobre atributos que no alcanzan ni el tamaño ni la consistencia deseables; he de reconocer que alguno tenía su gracia.
Tanta gracia como contar un chiste de mujeres en medio de aquel corro.
Pero aun así, quise seguir escuchando, a partir de ese momento, nadie volvió a mencionar a las víctimas de la violencia de género, ni una sola de aquellas mujeres volvió a perder un segundo de memoria ni una gota de saliva con ellas.
El recital de odio contra todo lo masculino seguía y como ese discurso me lo se, no pude evitar recordar estos días de atrás.
Días de revisión médica.
Extracción de sangre para medir el plomo que circula por nuestras venas; no para ver si hay plomo, sino para ver cuánto plomo hay y para decidir si te dejan o no seguir trabajando.
Otra extracción de sangre para colesterol y generalidades varias.
Espirometrías para ver el porcentaje de pérdida de capacidad pulmonar; no para ver si has perdido capacidad pulmonar, sino para ver cuánta has perdido y para decidir si te dejan o no seguir trabajando.
Radiografía de tórax y espalda para ver cómo tienes de rota la espalda y como tienes de rotos los pulmones; no para ver si están rotos, sino para saber si aún eres útil.
Y todo esto bajo aquella cantinela que declaraba a los hombres, a todos los hombres, como canallas insensibles inútiles e indolentes cuya misión existencial es pegar a sus mujeres y convertirse en una carga insoportable el día que se jubilan.
Al oír esto, recordé a un compañero, no voy a decir el nombre, recordé a uno de los últimos jubilados de la empresa.
Recuerdo como entraba en el cuarto de descanso a tomar su inhalador cuando se ahogaba después de toda una vida zurrándose el cuerpo.
Recuerdo como se quedaba dormido en la escalera a causa de la medicación que le suministraban para combatir los dolores de todas sus articulaciones.
Recuerdo como me miraba cuando iba a levantar un peso y simplemente su cuerpo se negaba a reaccionar.
Ese hombre salió de la fábrica agotado, a pasitos cortos y con la espalda hundida después de toda una vida, casi 40 años abrasándose vivo y tragando mierda 8 horas al día.
Otros fueron detrás, muchos se han ido para siempre y otros aun caminan como pueden, es el precio del deber cumplido.
Y escuchaba a esas mujeres diciéndole a las otras que jaleaban sus ocurrencias que no, que no merecen consideración, que son unos tiranos, unos aprovechados, que las quieren como esclavas.
El maltrato y la violencia de género son terribles, bestiales, inhumanos y deberían ser condenados con mil veces más contundencia de la que se aplica hoy en día.
Pero cada año en nuestro país unos 65 hombres amanecen muertos por silicosis.
Lo han dado todo, malditos egoístas, por ellos mismos si, pero también por sus esposas, por sus hijos y por sus casas y merecen un respeto; tanto respeto como el que esas mujeres que enseñan a otras a odiar a sus compañeros piden para si mismas.

ARREGLANDO EL PAÍS Y SI CUELA…

Grandes son las expectativas que tenemos en ese más que posible cambio de rumbo político que amanecerá con el próximo fin de año en los cielos de la más que castigada sociedad española.
Quizá sean expectativas ilusas, quizá esperemos un calado mucho más profundo del que permitan o aconsejen las circunstancias.
Estamos cansados, hartos, agotados y a punto de estallar.
Quizá sea esa la razón de nuestras expectativas, no querer estallar, no querer volver a aquella rueda de odio y muerte que supuso una ruptura terrible entre las españas y que aun a día de hoy nos pesa, nos lastra y nos retrasa con respecto a nuestros vecinos.
Habrá quien hable de revanchismo y no le faltará razón.
Habrá quien hable de venganza y tampoco le faltará razón.
Pero la realidad es que hoy en este país mueren niños, enfermos y ancianos en los pasillos de los hospitales sin recibir un gramo de dignidad.
Los trabajadores son pobres y los parados miserables.
Nos burlan, nos humillan, nos roban, nos apalean, nos encarcelan por cosas como opinar, protestar o por simplemente opinar.
¿Revanchismo? ¿venganza?
Por supuesto que si, pero de la buena, de la que se satisface ante un jurado libre y recto presidido por un juez libre y recto apoyados por unas fuerzas del orden libres y rectas.
Agotados como estamos, ya no nos conformamos con una nota al director, ahora queremos primera plana en letras grandes; que se lea desde los satélites artificiales que han llegado al gobierno unos tipos que nos escuchan y que nos van a dar la satisfacción ve la justicia.
No hablo de legalidad, hablo de justicia, hablo de resarcirnos, hablo de darnos el gustazo de dar escarnio a los traidores, como a ellos les gusta hacer con nosotros, maniatados en un carro, expuestos en la plaza del pueblo.
Queremos nuestra justa venganza, punto por punto, problema por problema.
Seguro que somos ingenuos, pero sabemos lo que queremos y si los que se van no quisieron y los que vienen no pueden; encontraremos quien lo haga.
Problemas concretos, respuestas concretas; cambios en seco, direcciones en línea quebrada.
Problema 1:
Paro.
Echar a todas las corporaciones extranjeras cuyos beneficios no redunden en la economía de la zona nacional donde se asienten.
No aceptamos sueldos de mierda y condiciones laborales leoninas como «redundar en la economía».
El que quiera ganar dinero en España debe dejar dinero en España.
Y por supuesto, impulsar las PYMEs y los negocios familiares.
Problema 2:
Instituciones.
Limpieza de arriba a abajo; políticos, jueces, policías, empresarios «fake» de esos que piden recortes sociales y no son capaces de hacer un euro sin chupar de lo público.
Problema 3:
Economía.
Las bondades de la Unión Europea quedan enterradas bajo los tomates que vuelcan los franceses en la frontera, los pepinos que queman los alemanes en sus plazas y los recortes sociales que nos imponen.
Ha llegado el momento de dejarse de majaderías y salir de un grupo que no nos quiere, no nos respeta y que nunca hará ni lo uno ni lo otro.
Por otro lado y mirando ahora hacia «lo de dentro», bueno sería dejar de licitar obras con las empresas del círculo de empresarios, de la CEOE y del IBEX35 y empezar a trabajar con empresas de verdad, de esas que generan riqueza.
Seguro que esas empresas estarán encantadas de ver fuera de juego a los Florentinos, Roseles y Koplowitz de turno y sus sobres.
Problema 4:
Trabajo.
Todo el que quiera vender en España puede hacerlo, solo tiene que decir donde le interesa montar su fábrica.
Si compites en España no sirve que traigas productos producidos en países sin derechos humanos por esclavos y niños, ha de ser producto manufacturado en territorio español.
Problema 5:
Nuestro lugar en el mundo.
¿Qué tal una alianza económica, cultural, tecnológica y social con los países mediterráneos y estrechar lazos con latinoamérica?
Raíces, cultura, proximidad…
¿Hacen falta más razones?
Problema 6:
Gibraltar, OTAN y Estados Unidos.
Los españoles dijimos no a la OTAN, fue una imposición que se pasó por el forro el dictado de las urnas.
Es hora de hacer justicia.
Estados Unidos es un país que hace de la agresión y del genocidio su modo de vida, no son nuestros amigos ni tienen ganas de serlo.
Cuando ese país se arrima a otro es para quitarle algo o usurparle algo y ya sabemos que a ese país las vidas que pueda costar conseguir sus objetivos les importa más bien poco.
Gibraltar tiene fácil solución; una vez fuera de la OTAN y con los Estados Unidos rumbo a Miami; teléfono:
Oye Putin, ¿No te interesará montar una base naval digamos… En la Linea de la Concepción?
A ti te interesa estratégicamente y yo tengo un problemilla con no se que de unos derechos de aguas que quieren imponer aquí los británicos estos.
Problema 7:
Economía2.
Nacionalizar la Banca, auditar hasta el último Euro, estabilizar la economía y el crédito; al menos hasta que el país vuelva a equilibrarse y a generar riqueza.
La banca va a ser en la próxima legislatura el mayor punto de chantaje al nuevo gobierno.
Cerrarán aún más el grifo, crearán aún más riqueza para desesperar al pueblo y culpar al nuevo gobierno, véase oposición a la venezolana.
No podemos permitir estrategias sucias para dinamitar derechos humanos a costa de la totalidad de la población española.
Es un empezar explicado de modo grosero, pero oye, si cuela…